Me
pregunto qué hay de cierto en una frase que leí hace unos días. Decía algo así
como que un viaje comienza justo donde termina el área de confort de uno mismo.
Me cuesta recordar alguna de las veces que he salido del hogar para visitar otro
lugar y no haya encontrado esa sensación de confort. Un tipo de comodidad muy
diferente a la que hay en la casa propia, pero comodidad al fin y al cabo.
¿Tendrá
esto algo que ver que en su momento eligiera unos estudios llamados “Diplomatura
en Turismo”? Tiene pinta. Una formación que me serviría para lanzarme a este
apasionante mundo, en un primer lugar desde la recepción de un hotel. Recibir
turistas en tu establecimiento, explicarle los lugares más bonitos de tu ciudad
o recomendarles dónde pueden paladear la verdadera gastronomía local está
genial… pero hacer algo parecido ese “confort” que da el extranjero ¡tenía
que ser lo más! Dicho y hecho… carretera y manta…
La
primera parada fue Malta, que me brinda la ocasión para hacer de representante
de un turoperador español. A ver si lo he entendido bien… ¿Me tengo que ganar
la vida recibiendo turistas, acompañándolos a su hotel, asesorándoles sobre las
mil posibilidades que tienen en el país que me ha cautivado, elaborándoles una
hoja de ruta para que expriman ese maravilloso archipiélago en cuatro días,
todo ello en mi lengua materna? ¿¡Dónde hay que firmar?! No se me ocurría nada
que pudiera hacer mi experiencia expatriada aún mejor, pero me equivocaba.
Se me
plantea la oportunidad de volver a vivir la emoción de aterrizar en un país
nuevo a la vez que pongo en movimiento el por entonces oxidado Amadeus y
aprendo a tratar con una clientela totalmente diferente. Esta vez el destino se
llamaba “Austria”, y la tarea “agente de viajes corporativo”. Demasiada
tentación, personal y profesional, como para rechazarla. Unos meses fascinantes
que me tendieron un puente para el regreso a la península, concretamente a la
sobrecogedora Barcelona. Más experiencia en la organización de viajes de
negocios, de nuevo en un entorno por descubrir.
Actualmente
me encuentro justo al inicio de un nuevo capítulo que comienza a escribirse
desde Andalucía, con toda su magia. He intentado poner en un saco todos los
elementos que han aportado energía a mi vida: la curiosidad por ir a ese sitio
que se me posa en la imaginación, la inquietud por descubrir rincones
invisibles en un mapa, darle una vuelta de tuerca a lo que se da normalmente por
sentado, comentar con un familiar de visita lo que he visto o leído… El
resultado no podía ser otro: GUÍA TURÍSTICO.
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